El proyecto pretende traer agua de otra cuenca presuponiendo que no hay agua en la zona para asegurar el abastecimiento de la población, lo cual es absolutamente falso. El 98,4 % de las demandas de agua del gran acuífero de La Mancha Occidental son para usos agrarios. En ese contexto cualquier problema de abastecimiento no es fruto de la escasez, sino de la mala gestión del agua disponible en la propia cuenca.
El proyecto “Sistema de abastecimiento de agua potable a las poblaciones de la llanura manchega desde el acueducto Tajo-Segura” (LA TUBERÍA MANCHEGA DE BARREDA) no es el más rentable ni en la inversión inicial ni en el posterior mantenimiento para el propósito que enuncia y, por lo tanto, no debe de ser subvencionado.
En su lugar, las subvenciones europeas deberían destinarse a resolver los problemas de abastecimiento y del medio natural de esta misma zona a través de actuaciones integradas desde los ámbitos económico, ambiental y agrario.El proyecto considerado se presenta engañosamente como la “única alternativa viable” para abastecer a 58 municipios de la llanura manchega cuando la propia Administración hidráulica dispone en sus archivos de alternativas más rentables. Por ejemplo, se está solicitando subvención para este proyecto que exige una inversión actualizada de 451,5 millones de euros (y un coste total actualizado de 733 millones de euros), cuando las propias Confederaciones Hidrográficas del Tajo y del Guadiana disponen de otro “alternativo” para abastecer a 84 municipios que cuesta “sólo” 302 millones de euros. Se incumple así flagrantemente la exigencia de seleccionar el proyecto “más rentable” para el propósito enunciado, al elegir el más rentable para los grupos interesados en lucrarse a base de manejar mayores presupuestos subvencionados.
La realización de las macro-infraestructuras propuestas en esos proyectos absorbería la mayor parte de los recursos disponibles, cercenando los medios para desarrollar otras políticas más idóneas para abordar los problemas hídricos de La Mancha, tales como la transferencia de recursos entre usos, los tratamientos potabilizadores, la reducción de pérdidas en redes de distribución, la gestión de la salinidad, la reordenación de cultivos.
Además, la traída de recursos externos a través de obras subvencionadas alimentaría la sobreexplotación y la mala gestión de los recursos propios que motivan su deterioro.
En consecuencia, es evidente que en contra de lo exigido por la Directiva Marco de Agua el proyecto comentado no ayudaría a “mejorar el estado ecológico de los cuerpos de agua” ni en la cuenca del Tajo ni en la del Guadiana.El trasvase a la Llanura Manchega desde la cuenca del Tajo, que es también deficitaria en cuanto a la totalidad de los usos (urbano más ambiental más agrario más industrial más otros usos), compromete gravemente el desarrollo de esta cuenca.
El trasvase Tajo-Segura nunca debió hacerse, por lo que de cara al futuro se debería ir reduciendo progresivamente el volumen trasvasable hasta su total derogación.
La alternativa económica, ecológica y socialmente más rentable para asegurar el abastecimiento de los municipios el la llanura manchega pasa por gestionar mejor el agua en la zona y no por traerla de fuera. Es decir, que con un presupuesto inferior al que reclaman los proyectos de obras considerados, se puede restablecer sin menoscabo en los ingresos de los regantes la gestión sostenible del agua en la región y recuperar los ecosistemas y paisajes asociados a ella, a la vez que se garantizaría el abastecimiento de los municipios dependientes de las aguas subterráneas (que es lo único que ofrecían los dos proyectos de obras propuestos).
Estimamos que los Fondos de Cohesión requeridos para ese proyecto, deberían reorientarse con urgencia (mediante un acuerdo entre la Unión Europea, el Gobierno de España y el Gobierno de Castilla-La Mancha) hacia el apoyo de un Plan de actuaciones coordinadas dentro la misma cuenca alta del Guadiana que apunten, por una parte, hacia la reconversión de los regadíos y la gestión de los acuíferos, los humedales, los cauces, las infraestructuras y de los ecosistemas y paisajes del agua y, por otra, hacia la gestión de la calidad del agua y la mejora de los abastecimientos urbanos de la cuenca.
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