miércoles, diciembre 17, 2008

Buitres en Cuenca

Puede ser un signo de los tiempos que nos han tocado vivir. Como todos los augurios de la naturaleza el hecho de que los animales abandonen sus cárcavas en Uña tiene una explicación:

El buitre es un carroñero que se suele alimentar de despojos. Desde que se impide a los ganaderos dejar en el campo las reses muertas estas aves se buscan la vida allí donde hay condumio.

Utiliza las corrientes ascendentes para ganar altura sin esfuerzo y haciendo uso de su aguda vista localiza a su víctima para, muerta o no, satisfacer sus necesidades alimenticias. Por su habilidad en el vuelo sin esfuerzo y su sentido visual, el buitre reina en la cúspide de la cadena alimenticia. Se aprovechan del esfuerzo de los demás.

Cuando localiza su objetivo planea hasta el suelo enfrentándose con cualquier ser viviente del entorno utilizando la táctica del gruñido y el batir de alas para espantar a los competidores. Pero cuando se encuentra con cualquier otro animal que le haga frente, el buitre huye despavorido esperando otra oportunidad.

Los buitres anidan en alto para poner a salvo a sus crías. Si intentas acceder a uno de sus nidos las crías se defienden vomitando la comida putrefacta que sus padres le han regurgitado. El hedor es tan insoportable que el incauto huye sin poderlo aguantar.

Entre sus prácticas carroñeras se une el chocante hábito de adherir a sus patas cuando tienen calor una sustancia producto de la combinación de sus heces y orina que les ayuda a moderar su temperatura corporal, dado que carecen de glándulas sudoríparas.

Los grandes buitres solitarios cazan y descansan solos o en parejas. Su comportamiento es gregario, siempre sometido al macho dominante. Aunque no se suele alimentar de presas vivas no las descarta. Su lengua tiene forma tubular y efectúa un movimiento dirigido hacia atrás que les permite tirar de la carne hasta introducirla en la garganta, y su cuello y su pico son largos y delgados, aptos para penetrar por aberturas y hasta dentro de la cavidad del cuerpo de la presa.

Los buitres del Viejo Mundo suman 13 especies, incluidas en ocho géneros, todos, menos uno, monotípicos. Dos de ellas, el alimoche común y el quebrantahuesos tienen más plumas en la cabeza y sus garras son más poderosas de lo corriente. La primera las usa como herramientas y la segunda, que es como una versión alada de la hiena, se alimenta principalmente de huesos.

La tercera usa grabadora.