jueves, octubre 04, 2007

Y Cuenca la pariente pobre.

Esto escribe Eusebio Cedena en El Digital Castilla-La Mancha.

Los consejeros del Gobierno de Barreda se han colocado en fila de a uno a las puertas del Ayuntamiento de Toledo para lo que mejor disponga García-Page y preparados para dejarse el talonario y lo que haga falta por la capital regional. Están a pedir boquita de lo que mande el alcalde, de modo que un día sí y otro también se hacen la foto de turno, retozona y risueña, para evidenciar que la política es el arte de lo posible, y lo posible la voluntad de los poderosos. Toledo hoy ha caído en gracia y lo va a notar para bien a la vuelta de ya, aunque se espera que eso no vaya en demérito de otras ciudades de la región: Barreda, si es justo, tendrá que buscar equilibrios. Es un vicio común en la corte que el pulgar se mueva a capricho de amistades, intereses y sectas, pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, y el alcalde Page sería torpe lo menos si dejara volar las oportunidades que le pone ante sí este estado de cosas, perverso y torcido pero a estas alturas lamentablemente inevitable.

Así vivimos y es todo lo que tenemos, aunque también es verdad que en esta tierra -bendita nuestra- el socialismo, de la mano de Bono, ha perfeccionado el sistema durante siete mayorías absolutas consecutivas y, evidentemente, saca mayor tajada de ello sin que a la oposición le quede otra que ponerse a llorar y esperar su turno para lanzarse a lo mismo en cuanto le dejen. Que lo hará: o sea, la política de los amiguetes. Pero tampoco quiero yo cebarme con un futurible, demostrado, por lo demás, en otros lugares con más o menos ensañamiento. Cada vez engañan a menos gente las diabluras generales de la política, tan a las claras.

Se puede decir más alto pero no más claro. Así ha funcionado y así funciona esta región. Alternativamente, o al mismo tiempo, y en ejercicio de geometría variable, la joya de la corona de la región ha sido Toledo, o ha sido Albacete o ha sido Ciudad Real.

Con los dineros y los proyectos estratégicos por delante, que en política sobran las declaraciones de amor sin dote.

Guadalajara cerró su compromiso matrimonial con Madrid hace años y Cuenca, la altiva y decadente, se ha quedado "colgada de la brocha" por la combinación mortal de necesidad de emergente poder regional manchego y toledano y decadente y complaciente actitud de la clase política y empresarial de esta tierra.


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