Muchas veces hemos reflexionado en esta bitácora sobre el carácter paradigmático de la huelga de anestesistas del hospital “Virgen de la Luz”. Paradigma por desgracia del lugar que esta provincia ocupa en esta Región en desarrollo económico y social, así como en infraestructuras y servicios públicos.
Paradigma del lugar periférico y subalterno que Cuenca ocupa en la configuración de una región emergente como esta, una Comunidad Autónoma sin pasado histórico o cultural en común, a la que pertenecemos de derecho, pero evidentemente no de hecho.
No es imaginable una situación de estas características en ninguna otra parte de la Unión Europea. Las responsabilidades serán seguramente compartidas, incluso por el sistema de formación de médicos de los últimos diez años, pero tenía que ocurrir precisamente en Cuenca.
Los sistemas se deterioran por su parte más débil, y el sistema de formación y reclutamiento de personal médico de nuestra sanidad pública ha hecho por tanto crisis precisamente en el hospital de Cuenca.
En los indicadores más acreditados de prosperidad económica y bienestar social Cuenca se sitúa siempre entre las 3-5 provincias más atrasadas del país. En conflictos laborales ocupamos ya con todo merecimiento el primer lugar, porque el hospital de Cuenca quedará vinculado por siempre al único conflicto de personal del sistema sanitario de la democracia cronificado durante 18 meses en los que la evolución ha sido siempre a peor.
La intervención del partido popular, 18 meses después de iniciado el problema, la desatención de los medios de comunicación regionales, la minusvaloración del problema de Cuenca en su propia región, es quizás más grave que el conflicto en sí.
La duración de un conflicto de estas características es impensable en cualquier otro hospital de la región, no digamos del resto de España. Produce indignación constatar, 18 meses después, la “comodidad” con la que toda la región, partidos políticos, medios de comunicación, empresarios y sindicatos, han convivido con este gravísimo problema para Cuenca, evidentemente solo para Cuenca.
Paradigma del lugar periférico y subalterno que Cuenca ocupa en la configuración de una región emergente como esta, una Comunidad Autónoma sin pasado histórico o cultural en común, a la que pertenecemos de derecho, pero evidentemente no de hecho.
No es imaginable una situación de estas características en ninguna otra parte de la Unión Europea. Las responsabilidades serán seguramente compartidas, incluso por el sistema de formación de médicos de los últimos diez años, pero tenía que ocurrir precisamente en Cuenca.
Los sistemas se deterioran por su parte más débil, y el sistema de formación y reclutamiento de personal médico de nuestra sanidad pública ha hecho por tanto crisis precisamente en el hospital de Cuenca.
En los indicadores más acreditados de prosperidad económica y bienestar social Cuenca se sitúa siempre entre las 3-5 provincias más atrasadas del país. En conflictos laborales ocupamos ya con todo merecimiento el primer lugar, porque el hospital de Cuenca quedará vinculado por siempre al único conflicto de personal del sistema sanitario de la democracia cronificado durante 18 meses en los que la evolución ha sido siempre a peor.
La intervención del partido popular, 18 meses después de iniciado el problema, la desatención de los medios de comunicación regionales, la minusvaloración del problema de Cuenca en su propia región, es quizás más grave que el conflicto en sí.
La duración de un conflicto de estas características es impensable en cualquier otro hospital de la región, no digamos del resto de España. Produce indignación constatar, 18 meses después, la “comodidad” con la que toda la región, partidos políticos, medios de comunicación, empresarios y sindicatos, han convivido con este gravísimo problema para Cuenca, evidentemente solo para Cuenca.
4 comentarios:
en el Hospital quedan 3 anestesistas operativos para hacer guardias (aparte los contratados por un pastón los fines de semana).
Dentro de poco tiempo nos tendremos que ir a operar o a parir en helicóptero a Albacete.
Está claro que daremos que hablar en Cuenca, pero para mal.
Es una siuación insostenible...y parece que nadie se da por aludido...
La consecuencias la acaban pagando los de siempre...los enfermos y sus familiares
Buen apunte: Qu� c�modos parecen todos (incluidos los conquenses) cuando el problema s�lo afecta a Cuenca.
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