SOBRE LA LEY DE LA MEMORIA HISTÓRICA.
En los felices años 30 se vivía mejor de lo que se había vivido nunca antes. Tras la primera guerra mundial parecía imposible que se volviera a una nueva guerra.Una crisis bursátil dió el pistoletazo de salida. Los disturbios creados por políticos fanáticos derivaron en asesinatos y al final la guerra fue inevitable. España actuó de telonera y se probaron las armas que mas tarde su usaron en la segunda guerra mundial.
En los felices años 30 se vivía mejor de lo que se había vivido nunca antes. Tras la primera guerra mundial parecía imposible que se volviera a una nueva guerra.Una crisis bursátil dió el pistoletazo de salida. Los disturbios creados por políticos fanáticos derivaron en asesinatos y al final la guerra fue inevitable. España actuó de telonera y se probaron las armas que mas tarde su usaron en la segunda guerra mundial.
Decenas de millones de muertos y una Europa asolada fueron necesarios para que la cordura se impusiera en el mundo y la guerra fría no llegara calentarse. Todos sabían que la tercera acabaría con la especie humana en la tierra.
A algunos países les fue mejor que a otros en esa situación post bélica. USA, Francia, Reino Unido, Alemania e Italia independientemente del bando en que hubieran estado supieron superan sus traumas y lograron un desarrollo económico importante.
Otros países basados en ideologías mas dogmáticas que pragmáticas corrieron peor suerte, unos eran comunistas, otros eran sultanatos musulmanes, o se basaban en principios del movimiento nacional.
De eso ya han pasado 60 años. España se subió al carro del desarrollo un poco tarde pero se sumó al fin.
¿Es consustancial al estado social y democrático de derecho olvidar que solo hace falta una chispa para una debacle que puede acabar con la humanidad?¿Se puede estar tan ciego para no darse cuenta que se está jugando con fuego?Si nos empezamos a asar a tiros para vengar al abuelo, se acabaron los derechos. Solo si tenemos la suerte de sobrevivir y de que los políticos del después se parezcan mas de De Gaulle, Eisenhower o Adenauer que a Stalin a Mao o a Franco podrá hacer que nuestro hijos y nietos superen el trauma en el 2050 y no busquen memorias históricas de un tarado presidente del gobierno del antiguo reino de España que, como fracasó en todos sus proyectos, le dió por encizañar a los españoles que ya habían olvidado las guerras civiles de los siglos XIX y XX (las carlistas y la de 1936 que acabó siendo mundial).
UNA DE LAS CONTESTACIONES
La guerra civil española es paradigma del lado oscuro del ser humano, esa es la razón de su interés para la historiografía universal.
La Inquisición, la gripe española, la guerra civil española. Somos un pueblo con una prolongada y profunda historia y, además de alumbrar un nuevo mundo donde en la época se pensaba que la tierra tenía su fin, estamos unidos al lado más oscuro de la condición humana.
En la historia de España, como en la de otros grandes imperios, como en la corta pero intensa del imperio USA actual, hay cabida para toda la grandeza y todas las miserias del ser humano.
El caso es que pienso que a los españoles no nos sienta bien la discrepancia, pienso que tenemos que ser muy cuidadosos en no alentar los enfrentamientos entre territorios, ideologías o religiones.
No todo se arregla hablando, hay cuestiones que mejor dejarlas estar hasta que el tiempo traiga la oportunidad de abordarlas.
Estamos suficientemente lejos de la guerra civil como para construir nuestro futuro sin necesidad de legislar sobre el pasado. Estamos demasiado cerca de ese espantoso trauma colectivo como para que podamos pensar en un dialogo sereno desde la distancia de la perspectiva histórica.
MAS SOBRE LA LEY DE LA MEMORIA HISTORICA
Al final tenía razón Miguel Unamuno, cuando el 12 de octubre de 1936 dijo “Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España". Discurso valiente y encendido que pronunció ante el general franquista Millám Astrain, rodeado de su guardia personal de legionarios metralleta en mano y lanzando gritos de “Viva la muerte” en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca.
Fue así como en el 39 los fachas españoles vencieron con las armas, pero no convencieron, La Ley de la memoria histórica la aprobaron todos los grupos políticos, menos el PP, el partido de la derecha española, que aglutina los sectores más conservadores de la sociedad, donde militan los herederos del franquismo. Estos días algunos de los grupos mediáticos, al servicio de los intereses políticos de la derecha, lanzan una andanada de argumentos para confundir a la ciudadanía, sobre la sinrazón de esta ley.
La historia no es una ciencia exacta, de eso no hay duda, pero los hechos son necios y la verdad necesaria, por mucho empeño que pongan algunos en taparla. La España del franquismo durante la dictadura condenó al olvido, no sólo a los que perdieron en aquella guerra, sino que ocultó sus delitos, las usurpaciones, los despojos, las violaciones, en resumen todos sus crímenes fueron maquillados. Durante cuarenta años, sus atrocidades fueron disculpadas desde las facultades de historia de todas las universidades de España. . La tan cacareada Transición, que nos trajo tanta paz, poco hizo por poner al franquismo en su sitio. Es cierto que a partir de entonces España fue democrática y que en algunas calles del país se comenzaron a poner los nombres de los desheredados, de los rojos, de las heroínas de la izquierda española y de los hijos de la II República.
Pero al margen de sumergirnos en la movida madrileña y de lanzarnos a la piscina de la democracia, con mucha ilusión y ganas de cambiar las cosas, en este país no hubo un juicio, ni un debate, ni una reflexión histórica oficial sobre lo que pasó a raíz del golpe de estado del 36. Pero el clamor internacional que provocaban los trabajos y las investigaciones de los historiadores que revisaron la Guerra Civil como Gamel Woolsey, Hugh Thomas, Mary Nash, Helen Graham, Herbert Rutledge Southwoorth, Michael Richards, Gerald Howson, Ian Gibson e incluso el que fuera embajador de USA en aquel entonces, Claude Bowles, cuyo libro "Misión en España 1933-1939” desenmascara muchas de las mentiras que difundió el franquismo.
Al destaparse aquella verdad incómoda y terrible, la verdad de los hechos sin juicios de valor, descarnados e irrefutables, sin epítetos, ni paliativos, con ellos salió el olor a cloaca que la derecha española se había ocupado y preocupado en ocultar. Poco a poco una voz oficial internacional se alza pidiendo esclarecer la verdad y hacer un juicio histórico al franquismo. Los Archivos de la Guerra en Salamanca se llenan de investigadores y los historiadores nacionales e internacionales comienzan a publicarse cientos de trabajos sobre los hechos que se generaron después del golpe de estado de Franco.
Los crímenes del franquismo, que habían sido ocultados durante decenios, bajo la disculpa de la convivencia durante la Transición, salen a luz, y las máximas autoridades académicas internacionales de la historia, se pronuncian unánimemente contra el franquismo, como un sistema dictatorial que cometió un gran número de crímenes de estado, que acabó con las libertades individuales de los españoles. Este proceso de repulsa se inició hace un año con la condena oficial por el Parlamento Europeo al franquismo y concluye con la Ley de la Memoria Histórica. Pero ese reconocimiento no convence a las fuerzas reaccionarias de la derecha española, integrada por los partidos conservadores herederos del franquismo, por los grupos mediáticos afines y por su tradicional aliada la Iglesia.
Salud... y convivencia
1 comentario:
Convivencia no sé, pero salud... se le va a uno intentando leer tanto rollo (si dijera "leer" en lugar de "intentar leer", mentiría).
En fin, mucha mitología, poca historia. Y aún menos realidad.
Diría "felices sueños", pero algunos ya viven en una ensoñación permanente, atrapados en una realidad imaginaria deformada por un pasado mítico que nunca existió.
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