jueves, junio 14, 2007

Se constituyen el próximo sábado las Corporaciones locales surgidas de las elecciones de mayo.

En el País Vasco, con las anormalidades democráticas, con el envilecimiento en que discurre habitualmente una vida política tutelada desde el inicio de nuestra joven democracia por el terror, la extorsión y la ausencia de libertad.

En el resto de España, con la nota de color de los pactos, allí donde las mayorías no dejaron resuelta la cuestión en las urnas; negociaciones y acuerdos que son motivo, tanto de estrategia política, como de anécdota.

En muchas localidades como Zamora, Soria o León, formaciones independientes tienen un protagonismo político que corrige la norma de mayorías absolutas que garantizan en la alternancia la primacía del modelo bipartidista.

No ha ocurrido así en Cuenca, en cuyo Ayuntamiento se produce una nueva alternancia de mayoría absoluta, que en esta ocasión favorece al Partido Popular.

Lo hemos dicho muchas veces, sorprende en Cuenca la fidelidad mostrada a un bipartidismo al que tan poco tiene que agradecer.

Pero toca ahora desear lo mejor a la nueva Corporación Municipal, que aportará seguramente la renovación de quien afronta una tarea en la que, el exceso de ilusión, debe compensar la falta de experiencia.

Nuestro deseo de éxito y acierto para el nuevo Alcalde de Cuenca, porque en el acierto de Pulido y su equipo en sus nuevas responsabilidades, estará el éxito de Cuenca.

Toca también agradecer a Cenzano los años de dedicación y compromiso en responsabilidades públicas siempre vinculadas con Cuenca. Somos los españoles proclives a un exceso de sumisión y reverencia al poder, que compensamos con un cierto ensañamiento con quienes lo abandonan.

Pensemos que en política caben sentimientos honorables y comportamientos civilizados, y otorguemos a Martínez Cenzano el lugar que le corresponde por el mero hecho de sus años de trabajo por Cuenca.

Demasiados años como para no haberse equivocado, demasiados como para no haber acertado. Ni héroe ni villano, que calificativos de tal magnitud únicamente corresponde otorgarlos a la historia, y recordemos ahora el ejemplo de Gallardón cuando, al sustituir a Leguina al frente de la Comunidad de Madrid, supo trascender la cainita condición de la confrontación política, al otorgarle honores y reconocimiento por los años entregados a la responsabilidad pública.

La confrontación política extrema es un lujo que en Cuenca no podemos seguir permitiéndonos. A la magnitud de los desafíos debe corresponder la altura de miras de los políticos que deben acometerlos.

Cuenca sigue necesitando la unión de todos para entrar en el siglo XXI en igualdad de condiciones con el resto de territorios de la Unión Europea.

Los gobernantes deben ser valorados, no en función de datos económicos o de PIB, deben ser evaluados según las capacidades y oportunidades de los ciudadanos. Y los conquenses sencillamente tienen que marcharse a otras tierras para tener las oportunidades que su tierra les niega.

En una encuesta que preguntaba sobre la que debería ser principal preocupación y ocupación de la nueva corporación municipal en Cuenca, el 80% de las respuestas se concentraban en cuestiones como “más y mejores comunicaciones”, “más tejido industrial” o “más oportunidades de empleo”.

Hace demasiado tiempo que Cuenca sabe lo que tiene que hacer, casi tanto como ha transcurrido sin encontrar la forma de hacerlo.

Suerte y colaboración para quienes afrontan su nueva responsabilidad municipal. Honor y respeto para quienes la abandonan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Les deseo suerte y que hagan todo lo que esté en sus manos tanto a los nuevos representantes en el equipo de Gobierno como a los que estén en la oposición. Y que hagan de la gestión municipal no sólo un ejemplo de progreso, sino también de comprensión a todas las iniciativas y propuestas ciudadanas que hagan realidad las necesidades de Cuenca.